jueves, 3 de mayo de 2012

La espera, terminal C



Agosto 2011

Hay algo curioso acerca de los aereopuertos que siempre me ha llamado la atención. Es el lugar donde personas que vienen de diferentes sitios y se dirigen hacia lugares distintos se juntan. 
Sentada en una esquina, mientras espero que mi vuelo con destino a Miami empiece abordar me tomo unos segundos para observar a quienes me rodean, ninguno conocen mi historia y por igual yo soy ignorante ante las de ellos, no se de donde vienen y hacia donde van y lo mas probable nunca se volveran a cruzaran nuestros caminos. 
La señora paralelo a mi, ya de edad avanzada tiene lagrimas en sus ojos azules y una mirdada perdida. Talves deja a algun ser querido, o su viaje se debe a la visita que le ha de hacer a uno de sus nietos y las lagrimas son de nostalgia y no de tristeza. Sobre sus pies hay un cuadro envuelto en papel Manila, ¿será una artista? ¿Lo habrá pintado ella? ¿Lo trae o lo lleva?
Un joven se sienta cerca de ella, debe tener alrededor de 25 años, alto y de fracciones bruscas, no ha dejado de hablar por su celular y por la sonrisa que tiene son o buenas noticias o esta hablando con algun ser querido, talves algun amor, que hace mucho que no ve, que después de tantos meses al fin va a visitar y ella lo esta esperando por horas y no puede dejar de contarle todo lo que ha preparado para su llegada y el no hace mas que escuchar su dulce voz y sonreír, o talves su sonrisa disfraza una mentira, es parte de un espectáculo inconsciente, parte del engaño a un alma inocente que se ha olvidado de que los hombres son todos iguales. 
Dos niños acaban de entrar corriendo  y se tropesaron con una maleta de mano roja que por cierto esta muy mal ubicada, sin embargo esto no fue motivo de descontinuar su entretenimiento asi que siguen corriendo uno detrás de otro mientras la madre de un suspiro se sienta y se rinde ante la mirada de todos que estan muy pendiente a aquellos dos pequenos que rompieron el silencio incomodo de la sala. 4:00 p.m., todavía falta una hora para abordar, mas personas han llegado, cada una viste diferente y aunque no se quienes son me divierto hilando una historia distinta para cada uno de ellos. Un muchacho pelirojo acaba de llegar es mi siguiente presa y solo por el simple hecho de que mientras concentrada trataba de estudiar a los inquilinos de este aeropuerto voltie mi mirada hacia el y note que no dejaba de mirarme, seguro se dio cuenta de mi estrategia para matar el tiempo, mis ojos me han delatado, asi que bajo la mirada y empiezo a escribir, me rio bajito, poco sabe el que ya es un personaje de este cuento que palabra a palabra empieza a tomar forma. Vuelvo y levanto la mirada, el se ha cambiado de sitio y esta mas cerca de mi, me mira y me sonrie, yo decido no volverlo a mirar no me quiero involucrar en esos juegos peligrosos donde solo con miradas  hacen infinidades de cosas.
Cada quien es el protagonista de su vida, pero a veces eso nos hace egoistas y nos olvidamos de la historia de otros en la que aunque no somos el personaje principal somos aunque sea los extras. Juzgamos y damos por sentado.
Las personas son mas interesantes de lo que pensamos, cada una tiene su propia historia, cada uno ha pasado por situaciones que la definen y le dan las carecteristicas que la marcaran por el resto de sus días. Sin embargo, en el aeropuerto puedes ser quien sea porque total, todos estan sumergidos en lo suyo y a nadie le importa el de al lado.
Estoy segura de que tenemos un fin en común, queremos llegar a nuestro destino, sea cual sea. Todos esperan, tranquilos, callados, respirando el mismo aire, esperando el mismo vuelo. Mirando el reloj, hablando por el celular, algunos valientes conociendo al extraño que tiene  al lado o como yo, escribiendo banalidades que no irán a parar en ningún sitio.