Los rayos de sol comenzaban a calentar la mañana y a secar la humedad que la noche de lluvia dejo. Cerca del parque una niña y su madre disfrutaban del acogedor día que apenas empezaba, la madre leía una revista mientras que la pequeña se entretenía echándole migajas de pan a unas palomas que parecían salir de la nada, migajas de un deliciosos pan fresco que las palomas parecían devorar sin descaro, intrigada por la escena me acerque un poco y sin querer deje caer bruscamente unos paquetes que llevaba conmigo, las palomas alertas al peligro volaron enseguida y la niña corrió a donde su madre, me baje a recoger mis cosas en silencio y vi como las palomas volvían, volvían a la misma “zona de peligro”, aun quedaban unas cuantas migas, pero no era suficiente, sin embargo las palomas seguían allí, obviando el peligro, gastando su tiempo en buscar algo que ya se había acabado; Con cada movimiento extraño de mi parte las palomas parecían alejarse, pero cuando la situación parecía calmarse volvían como si nada al mismo “campo de batalla”. Ya no quedaba nada y con sus picos las palomas rascaban la tierra, ensuciando su plumaje y lastimándose, seguras de que encontrarían algo pues “si alguna vez estuvo, tiene que volver a aparecer”.
Pobres palomas, pensé, ciegas ante una mentira. Me reí para mis adentros creyendo ser un ser superior, que sabría marcharse si las migas de pan se llegaran acabar.
Me puse de pie y seguí contemplando aquel círculo vicioso, esa rutina que se me empezaba a hacer un tanto familiar. Cuantas veces nosotros los humanos, seres pensantes, hemos sido también solo un montón de palomas, estúpidas palomas que no saben cuando acabar un circulo, cerrarlo, cuando volar alto y no regresar mas. Cuantas veces nos conformamos con migajas por temor a partir y morirnos de hambre. Si tan solo entendiéramos que “hay mas pan en el mundo”, pero solo los que dejan lo conocido y se arriesgan en busca de lo que hay que conocer, solo esos lograran encontrarlo.
Fingí una sonrisa y comencé a caminar, sin rumbo definido, solo caminar bien lejos de las palomas, era hora de un cambio en mi vida, de tomar con coraje y sin miedo mis decisiones, de alejarme del montón, de botar las migajas de pan y encontrar lo que verdaderamente me merezco, de volar lejos, de volar alto.
-Ivanna
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